Origen y destino. gerardo suter

Precisamente “Origen y Destino” son las rotundas palabras que titulan esta reciente exposición de “microrrelatos” de Gerardo Suter, que apuntan a generar una visualidad distinta sobre los migrantes, desde historias individuales o desde las estremecedoras imágenes de las condiciones de un viaje cuyo final es ciertamente infeliz y trágico.
Gerardo Suter
12 Jul 2019
10 Nov 2019

Según el Anuario de Migración y Remesas de 2017, elaborado por uno de los principales bancos españoles y el Consejo Nacional de Población de México, éste es el segundo país del mundo con más migrantes. Se calculó que doce millones de mexicanos vivían en el país vecino del norte. En 2016 y según el Pew Research Center, 5,450,000 mexicanos indocumentados residían ahí, más de la mitad de los 10.7 millones de personas en situación irregular en EE. UU.
 

Acompañando estas cifras es importante mencionar que, a su vez, en los últimos cuatro años en la República mexicana “aumentó en 580% el número de personas procedentes de Honduras, El Salvador y, en forma creciente, de Venezuela que solicitaron refugio”, según Mark Manley, representante en México del Alto Comisionado para los Refugiados de la ONU.
 

En el mundo los números en torno a los movimientos migratorios suben como la espuma y las condiciones de los migrantes son cada vez mas difíciles. No hace falta recordar que las relaciones entre los países fronterizos se tensan, la geopolítica tiene menos respuestas satisfactorias y las organizaciones de derechos humanos y de asistencia a los migrantes  no tienen mayor capacidad de reacción.
 

En paralelo a este desborde estadístico y mediático (en México generado por las tensiones fronterizas al norte y sur del país y por la promesa electoral de Donald Trump de elevar un muro en la frontera, con las conocidas consecuencias diplomáticas que esta lamentable decisión produjo) los medios de comunicación visual han desarrollado un imaginario en torno a los migrantes y sus terribles condiciones de viaje, totalmente inhumanas. Este universo de imágenes ayuda poco, como podría pensarse, para generar un espacio de reflexión y de conciencia humanitaria. Su función mediática es esencialmente de naturaleza ilustrativa e informativa (si no abiertamente especulativa). 
 

En el marco de esta crisis social, la mas aguda del siglo XXI según muchos estudiosos, Gerardo Suter realiza un cuerpo de obras que, como suele ser usual en su trabajo, reta las convenciones técnicas y los límites de los circuitos del arte, que usualmente constriñen la imagen al ámbito institucional de lo fotográfico. Compuestas por varias series y reunidas bajo el título de “microrrelatos”, consisten en unos libros que a su vez  son bitácoras de trabajo e instalaciones en video  que se apuntan a comentar el tema migratorio desde una selección y edición de fotografías y otros materiales tanto históricos como actuales, provenientes del mundo de los medios de comunicación o del submundo de imágenes amateurs, prácticamente clandestinas y que circulan en las redes sociales. Son un catálogo de dolorosas historias que conforman las odiseas de cruces entre fronteras y las trashumancias de miles de migrantes mexicanos, centroamericanos, suramericanos y africanos que se desplazan por el mundo desde sus países de origen hacia un destino incierto, usualmente ubicado al norte del hemisferio norte, valga la redundancia.
 

Precisamente Origen y Destino son las rotundas palabras que titulan esta reciente exposición de Microrrelatos de Gerardo Suter, que apuntan a generar una visualidad distinta sobre los migrantes, desde historias individuales o desde las estremecedoras imágenes de las condiciones de un viaje cuyo final es ciertamente infeliz y trágico.
 

Esta visibilización no se construye, como podría pensarse, desde la estética del fotoperiodismo, con su interés por la novedad, la noticia  y la mirada del “autor”. Por el contrario, en un ejercicio de edición y apropiación (muy cercano al collage) Suter introduce una sincronía de imágenes cuyas correspondencias históricas son elocuentes y en las cuales él se desplaza del lugar de lo exclusivamente creativo para instituirse como un editor de materiales gráficos de archivos o videos caseros escondidos en algún rincón de las redes sociales. Estas estrategias de edición y apropiación se ponen de manifiesto por igual en piezas en video y en unos heterodoxos libros que en algunos casos retan la tradicional compaginación editorial para desplegar una temporalidad distinta a la secuencia clásica de las páginas. En ambos soportes, Suter redefine las relaciones entre textos, sonidos e imágenes originales para construir un relato que trasciende la débil temporalidad de la fotografía noticiosa. Gracias a la sutil manipulación de las imágenes mediáticas  (prácticamente un trabajo exclusivamente formal), a las relaciones entre éstas con material gráfico histórico (mucho del cual también pone el acento en desigualdades históricas de la humanidad) y a la rotunda transmisión de la sensación opresiva que experimentan los migrantes, estas piezas de Gerardo Suter enriquecen una mirada crítica a este drama y nos incorporan como copartícipes de las terribles historias de la migración forzada. En estas obras dejamos el lugar del espectador para asumir el complicado rol de testigos de unas tragedias, individuales y colectivas, que constituyen el origen y el destino de millones de seres humanos en nuestros días.
 
Carlos E. Palacios

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